Desde el inframundo.
En esta oportunidad les contaré una leyenda que sucedió en la ciudad de Cajamarca.
El hotel San Pablo de propiedad de la señora Juana Castro se hallaba ubicado en la calle Cruz de piedra hoy Cajamarca. A comienzos del presente siglo llegó a dicho hotel un agente viajero procedente de Lima. La misma noche de su llegada y sin tener nada que hacer, salió a la puerta de su albergue. Serían ya las diez de la noche y cuando se disponían a regresar a su cuarto, vio a la luz mortecina de los faroles que la plaza de Armas subía una señorita elegantemente vestida y caminando por la vereda de enfrente.
Al llegar a la altura del hotel, la señora llamó al caballero y explicándole que venía de una fiesta en donde vivían sus familiares, le pidió por favor que la acompañara hasta su casa, pues no era conveniente que una dama caminara sola a esas horas de la noche, según dijo.
El agente viajero en su curiosidad y a la expectativa de una gran aventura galante accedió gustoso a tan atrevida invitación. Ambos continuaron caminando por la misma calle hasta más o menos la media cuadra siguiente, en la que se hallaba ubicada el domicilio de la dama( actual mansión de la familia Zárate Miranda).
La señorita invitó al caballero para que pasar a la casa y luego de atravesar el zaguán le hizo pasar a un amplio salón muy bien amoblado y con grandes cuadros cubiertos de tela. Después de charlar por algún rato, la señorita le invitó una taza de chocolate y un tamal que se sirvieron, sentándose en torno a una gran mesa. Concluido el chocolate y luego de los mutuos agradecimientos el señor se retiró a su hotel.
Al día siguiente el viajero retornó la mansión de la dama, pero después de golpear la puerta con el aldabón sin que nadie le contestara, se retiro algo desilusionado. Más tarde volvió a golpear la puerta con el mismo resultado, por lo que ya intrigado preguntó a los vecinos y a la dueña del hotel si la familia que residía en esa casa se habían ausentado, recibiendo como contestación que en esa casa hacía mucho tiempo, como diez años , que nadie vivía , pues a la muerte de una de de las hijas, una de las mujeres más bellas de la ciudad, su padre con la otra hija se habían trasladado a vivir a Lima.
El señor sorprendido por esta información insistió con otras personas en su averiguación, recibiendo siempre la misma respuesta.
La Invitación del Alma.
El hotel San Pablo de propiedad de la señora Juana Castro se hallaba ubicado en la calle Cruz de piedra hoy Cajamarca. A comienzos del presente siglo llegó a dicho hotel un agente viajero procedente de Lima. La misma noche de su llegada y sin tener nada que hacer, salió a la puerta de su albergue. Serían ya las diez de la noche y cuando se disponían a regresar a su cuarto, vio a la luz mortecina de los faroles que la plaza de Armas subía una señorita elegantemente vestida y caminando por la vereda de enfrente.
Al llegar a la altura del hotel, la señora llamó al caballero y explicándole que venía de una fiesta en donde vivían sus familiares, le pidió por favor que la acompañara hasta su casa, pues no era conveniente que una dama caminara sola a esas horas de la noche, según dijo.
El agente viajero en su curiosidad y a la expectativa de una gran aventura galante accedió gustoso a tan atrevida invitación. Ambos continuaron caminando por la misma calle hasta más o menos la media cuadra siguiente, en la que se hallaba ubicada el domicilio de la dama( actual mansión de la familia Zárate Miranda).
La señorita invitó al caballero para que pasar a la casa y luego de atravesar el zaguán le hizo pasar a un amplio salón muy bien amoblado y con grandes cuadros cubiertos de tela. Después de charlar por algún rato, la señorita le invitó una taza de chocolate y un tamal que se sirvieron, sentándose en torno a una gran mesa. Concluido el chocolate y luego de los mutuos agradecimientos el señor se retiró a su hotel.
Al día siguiente el viajero retornó la mansión de la dama, pero después de golpear la puerta con el aldabón sin que nadie le contestara, se retiro algo desilusionado. Más tarde volvió a golpear la puerta con el mismo resultado, por lo que ya intrigado preguntó a los vecinos y a la dueña del hotel si la familia que residía en esa casa se habían ausentado, recibiendo como contestación que en esa casa hacía mucho tiempo, como diez años , que nadie vivía , pues a la muerte de una de de las hijas, una de las mujeres más bellas de la ciudad, su padre con la otra hija se habían trasladado a vivir a Lima.
El señor sorprendido por esta información insistió con otras personas en su averiguación, recibiendo siempre la misma respuesta.
publicadas por Indira a la/s
6:27 p. m.
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